29.9.06

No hay indicio ni señal ni punto aparte,

es un encuentro,

una aproximación,

mil despistes

y el fluir de ciclones. Quizás

un buen resultado alguna vez,

luego todo se desintegra o cae

y no porque se desintegre o

caiga,

sino porque los sentidos no se juntan

más que esporádicas veces:

De repente

un punto

topográfico,

una duración y un estallido,

dos instantes

fulminantes.


El resto es vista, tacto, oído ...

algunos cruces de caminos ...

22.9.06

Braile

Quiero una música

Para el oído que toca

En Braile íntimo

La cal

De los senderos-sonido.


Y con los ojos cerrados

Quiero escuchar cómo arde
El camino recorrido.

[Con el oído en otro poema]

20.9.06

dentro y fuera de la obra



Existir en el Punto

O

Mirar la Obra desde fuera:

Dilema de la Escucha.


No se entiende una música

Cuando se la oye.


Cuando se oye

Se oye

Punto.


Punto por Punto.


Escucha:

Escucha:

Escucha.

(No sigas, escucha.)


El mismo comienzo,

Hasta que oigas,

Hasta que valga la pena

Entrar en la vida de la Obra.

8.9.06

Arco de violín



Arco de violín

Con

Plataformas Sur

Que son siameses

Unidos

Por el vértice así:

Dos arcos de violín en vé.



Piso el alma

Del piso

Que se tensa

O

Distiende

Más abajo

Según dé.



Piso

Y

Precipito

Según vaya

Caminando,

Musiqueando o

Silenciando

Escarchas...

(No es lo mismo el otoño en Hamburgo)

[Hamburgo, noviembre 04]

3.9.06

Buenos Muchachos

El buen pianista

oculta

la mecánica del piano,

el lodo

y la técnica pianística;


dirige

oídos a las paredes,

los incita a traspasar

el muro circunstancial

y

les provee de luz

hasta que la otra luz

se encienda

con la electricidad simbiótica del rayo.



El buen flautista

se pone alpargatas blancas

nuevas cada vez que

toca en público,

llena de plomo

los bolsillos de su saco azul

y toma aire de otro planeta

hasta llenar el globo

con el que piensa llevar

a su público a dar

una vuelta.

El aura del ruido




Vamos a entrar al borde desde el cual el ruido se detiene para ser visto.

Una saliente. Un cencerro que se cuelga de un cuello y se lleva colgado eternamente.

Estaremos en el vértice mismo del ruido con todo el aire para respirarlo.

Una saliente:

un cencerro,

una caja atada a una cuerda de la que está colgada, moviéndose muy dopplermente desde un techo más o menos alto. El techo como el cuello de una oveja que no puede dejar de escuchar, que no oye ...

Varios altavoces atados del techo con cuerdas muy largas.

Todo ello péndulo,

las dieciseis cajas bailando el aura del ruido.

Una saliente, un promontorio, una cuesta, un grano ...

1.9.06

Sonido-suceso nro. 1

Sobre las calles de la Ciudad Sonajero

sólo hay un hombre que circula.


Circula

y, deteniéndose,

apura la marcha a contrapié:

estalla.


Sus esquirlas bajan

y se adhieren

a un riel del tren subterráneo,

produciendo ese sonido

como de susurros

que estoy escuchando

mientras circulo

bajo una calle

que la ciudad ignora.