11.1.08

ruido blanco

Los aplausos son la música del público que, si recibieran a su vez aplausos por parte de los intérpretes, se sentirían obligados (o motivados) a hacer buenas músicas. [loop]

Pero el silencio; la música que intentamos componer como espías del silencio. El silencio concertante. El silencio sonante y donante. El silencio de cámara y camaradería de compositores, intérpretes, público. Ese silencio juega un papel prodigioso y, una vez registrado, se pierde para siempre: no sale en las cámaras de seguridad.

5 comentarios:

Rubén Valle dijo...

También en el silencio hay poesía. Bien puede ser visto ese silencio como la letra de un instrumental a base de aplausos. Otro para vos.

gabriel dijo...

Gracias. Una de las músicas que se llamaron en conjunto Radioteatros e hicimos con amigos en el Quintanilla allá por el 89, tenía un sonido de piazzolla (exactamente 1-un, sonido) y uno de aplausos en vivo con goyeneche en un concierto postmalvinas que fue inolvidable.

Raúl dijo...

En uno de los primeros post de mi blog subí un párrafo de Marguerite Yourcenar sobre este mimso tema. Está en el historial de Enero 2007. No le recuerdo exactamente ahora pero vale la pena leerlo. El silencio como acto creativo...

Gabriel Cerini dijo...

Sí, en este caso hablo del silencio también como música. Un poco para pensar el tema de lo que es o no popular. La vieja culpa de los compositores que tenemos que agregar "contemporaneos" para diferenciar y como diciendo "mirá que no vas a entender nada, eh?". Es (lo he posteado también con el título "público y privado") el momento de unión entre compositor, intérprete y público. Es lo que vos decías y Schaeffer también con eso de que "hay que hacer un silencio interior" y volver a escuchar música. Gracias por pasar por aquí.

Sebastián dijo...

Así como del fondo de la música
brota una nota
que mientras vibra crece y se adelgaza
hasta que en otra música enmudece,
brota del fondo del silencio
otro silencio, aguda torre, espada,
y sube y crece y nos suspende
y mientras sube caen
recuerdos, esperanzas,
las pequeñas mentiras y las grandes,
y queremos gritar y en la garganta
se desvanece el grito:
desembocamos al silencio
en donde los silencios enmudecen.

Octavio Paz