12.10.17
Nuestros velos no cubren la nada
El hecho de que vivamos en un medio imaginario y de que tomemos tal medio como el mundo concreto es difícil de digerir. A medida que las imágenes técnicas van formando nuestro ambiente vital de manera más acentuada, el hecho se va haciendo cada vez más indigesto. La ciencia y la técnica, esos triunfos occidentales, nos destruyeron la solidez del mundo, para después recomputarlo bajo la forma del aura imaginística e imaginaria de las superficies aparentes. De manera que la ciencia y la técnica resultaron en series superpuestas de velos de Maya y en una conciencia imaginística que en nada parece distinguirse de la conciencia de la que nos hablan los textos hindúes y budistas. Lo indigerible e indigesto en todo esto es que la corriente majestuosa de toda la historia occidental parece querer volver ahora hacia el océano intemporal e inmóvil de Extremo Oriente.
Hay numerosos indicios de que semejante visión suicida de la situación es correcta. Sin embargo, la imaginación de la que actualmente disponemos emergió como un escalón final de la evolución a partir del concepto hacia el cálculo y la computación, y emergió como superación de toda esa evolución. No se trata pues, para nosotros, como se trata para los orientales, de rasgar los velos de las superficies para sumergirse en la nada que encubren. Se trata, para nosotros, de imaginar siempre más densamente, de la manera de escapar del abismo de la nada. Nuestros velos no cubren la nada, sino que son nuestra respuesta a la nada. Por más que nuestros velos se asemejen a los orientales, invitan a un compromiso opuesto. No a rasgarlos sino a tejerlos. No a darles la espalda para encarar la nada sino a darle la espalda a la nada para orientarse en el universo de los velos a fin de poder volverlo más denso.
(Vilém Flusser - El universo de las imágenes técnicas. Elogio de la superficialidad)
Hay numerosos indicios de que semejante visión suicida de la situación es correcta. Sin embargo, la imaginación de la que actualmente disponemos emergió como un escalón final de la evolución a partir del concepto hacia el cálculo y la computación, y emergió como superación de toda esa evolución. No se trata pues, para nosotros, como se trata para los orientales, de rasgar los velos de las superficies para sumergirse en la nada que encubren. Se trata, para nosotros, de imaginar siempre más densamente, de la manera de escapar del abismo de la nada. Nuestros velos no cubren la nada, sino que son nuestra respuesta a la nada. Por más que nuestros velos se asemejen a los orientales, invitan a un compromiso opuesto. No a rasgarlos sino a tejerlos. No a darles la espalda para encarar la nada sino a darle la espalda a la nada para orientarse en el universo de los velos a fin de poder volverlo más denso.
(Vilém Flusser - El universo de las imágenes técnicas. Elogio de la superficialidad)
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2 comentarios:
Hace tiempo que trato de llegar a una conclusión acerca de la relación entre alienación y densificación. En esta cita está ya todo dicho.
sí, impresionante el nivel de avance de Vilém Flusser sobre el mundo de las imágenes técnicas.
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