19.10.09

las máquinas somos nosotros

las máquinas somos nosotros. En la medida que estemos de acuerdo en quién pone qué. la máquina nunca besa, nunca se extralimita ante la belleza. las máquinas son nosotros menores. piezas de un rompecabezas sin enigmas. como enunciaciones sin contenido. o contenidos sin significado. o significado sin materia. la máquina nunca tiene miedo. y jamás se acuerda de nosotros. tan sólo acusa en balanza algo que no entendemos, que no necesitamos entender y que si entendiéramos nos acercaría al mundo nerd o a los frascos de remedios. la magia sigue estando intacta, si la decisión es nuestra. habrá que acostumbrarse porque si detenemos la mirada por un momento en el horizonte sabremos que las máquinas van a sucumbir. y nosotros, tal vez, también, pero después. la culpa será nuestra, no de las máquinas.

[Teny Alos]

[Teny, a modo de respuesta a un texto mío anterior entre las etiquetas "Máquinas".]

2 comentarios:

la stessa ma altra dijo...

una cantante soy una máquina infernal que nunca se sabe cómo va a reaccionar ante la duda pasmosa del ácaro incomplaciente que se te mete en la garganta y te desencadena un mar de oprobios, que entrena, entrena el músculo, libera el tendón, recrea y fija caminos físicos a la vez flexibles y unívocos para poder funcionar en piloto automático cuando sea necesario; consume electricidades varias que generalmente tiene que fabricar, padece o disfruta la saña o el amor del compositor indistintamente ( exclamando ¡qué hijo de...! en sus múltiples interpretaciones positivas o negativas, eso si tiene el suficiente barrio encima, si no se dedica a voltearse señores de turno si es contralto o a histeriquear señores de turno si es soprano... hablo por lo que se... yo soy mezzo, las mezzos puteamos lindo...); una cantante es una máquina que puede llorar, si canta con el alma una vez que puede superar los escollos antes enumerados. bits, mate,voltios, abrazos, mics, llantos, pedales, amores, objetos, carcajadas, artefactos...

la stessa ma altra dijo...

y si, la culpa es siempre nuestra... sobre todo cuando desafinamos o el vibrato aparece cuando no debe... en una obra de morton feldman por ejemplo, si te conmueve más de la cuenta.