20.11.10

"Nos falta el ritmo"

"(...)el mundo de la velocidad instantánea conduce a la inercia. De alguna manera, la lentitud de las sociedades antiguas anuncia la inercia de las sociedades futuras. La rapidez absoluta conduce a la inercia y la parálisis. La interactividad prescinde del desplazamiento físico y de la reflexión, por consiguiente, el incremento constante de la velocidad nos llevará a la inercia. El problema ya no concierne tanto a la lentitud o la velocidad, sino que concierne a la inteligencia del movimiento. Cuando me preguntan “¿Acaso hay que aminorar?, yo respondo: No, hay que reflexionar”.
(...)
"Debemos reflexionar sobre el ritmo. Como en la música, nuestra sociedad debe reencontrarse con el ritmo. La música encarna perfectamente una política de la velocidad. A través de los tempos, el ritmo, la música es la encarnación misma de la política de la velocidad. Debemos elaborar una musicología de la vida. El problema no consiste tanto en aminorar la velocidad, sino en inventar ritmos sociales, políticos o económicos que funcionen. De lo contrario terminaremos en la inercia, es decir, en la lentitud y la parálisis más grandes que las de las sociedades del pasado, las sociedades sedentarias, rurales."
(...)
"Yo no expongo un trabajo retrospectivo sobre el bienestar del pasado, sino una reflexión sobre el porvenir. Soy un progresista. Por ello no hablo de desacelerar sino de elaborar una inteligencia del movimiento, una suerte de economía política de la velocidad. Esto consiste en reencontrarse con el tempo. El descontrol del tempo hizo volar en pedazos el sistema de producción y de trabajo. Las consecuencias de esta desregulación del tempo las constatamos en la empresa France Telecom, donde los empleados se suicidan. Nos falta el ritmo. Todas las sociedades antiguas eran rítmicas: estaban la liturgia, las fiestas, las estaciones, la alternancia del día y de la noche, el calendario, etc., etc. Pero con la aceleración de lo real hemos perdido esta organización rítmica. Vivimos en una sociedad caótica. La velocidad redujo el mundo a nada. El mundo es demasiado pequeño para el progreso, demasiado pequeño para la instantaneidad, la ubicuidad. Esta es una de las grandes cuestiones políticas y uno de los grandes planteos de mañana en materia de derechos humanos."
[Paul Virilio, entrevista de Eduardo Febbro en página 12]

18.11.10

Dressur (Amaestramiento) de Mauricio Kagel


Dressur (Amaestramiento)
para trío de madera percutida

El mundo del circo, con su prototípico redoble de tambor, es el punto de partida de esta pieza que revela muchas veces, a decir de Kagel “la correspondencia entre el mundo musical y el del circo”.

Los tres percusionistas, domadores de sí mismos y de sus compañeros, se entregan a un brutal y arriesgado juego de estímulos y respuestas. La música viene contrapunteada por unas acciones precisas que aclaran el sentido de la pieza. La forma de la composición es una especie de “rondó variado” en el que el tema principal es sucesivamente interpretado (aparece seis veces) por aquel percusionista que toma por breve tiempo el rol de domador.

El tema del rondó es ya una variación de un conocido tema circense para xilofón sacado de una pieza llamada “Souvenir du Cirque Renz”.

“La •música seria• sobre todo, por su rechazo sutilmente entristecido de la expresión de lo divertido, nos recuerda Kagel, es un buen ejemplo de amaestramiento permanente y recíproco de compositores, organizadores, intérpretes y (no nos olvidemos) del mismísimo público”.
[Llorenç Barber]

15.11.10

Excavar e indagar.

Indudablemente, es importante leer a los clásicos; tal vez sea aún más importante leer la literatura de nuestro tiempo, que es en sí enorme, pero más valioso que esas dos cosas, por lo menos para un escritor, es leer cualquier cosa que te caiga en las manos, guiarte por el instinto, por decirlo así. En los mohosos tomos de cualquier biblioteca grande hay artículos enterrados, escritos por individuos desconocidos, sobre temas aparentemente sin importancia, pero saturados de datos e ideas, caprichos, talantes, antojos, portentos de tal calibre, que sólo pueden equipararse, por su efecto, con drogas raras. Los días más apasionantes se iniciaban a menudo con la búsqueda de la definición de una palabra nueva. Una palabrita ante la que el lector ordinario se contenta con pasar de largo tan campante puede resultar (para un escritor) una auténtica mina de oro. Del diccionario solía pasar a la enciclopedia, no a una sola enciclopedia, sino a varias; de la enciclopedia, a toda clase de libros de consulta; de los libros de consulta, a los prontuarios y de estos a una orgía maravillosa. Una orgía consistente en excavar e indagar, excavar e indagar.
[Henry Miller, Plexus]

9.11.10

Esto es teatro

"ACTO I: El Príncipe Felipe se promete a la poco atractiva Yvonne, porque su dignidad se siente ofendida por el desastroso aspecto de la muchacha. Provisto de un espíritu abierto, no hará caso de la repulsión que le inspira esta desagradable persona. El Rey Ignacio y la reina Margarita aceptan los esponsales de su hijo por el temor al escándalo con que Felipe les amenaza si se negaran.
ACTO II: Resulta que Yvonne se enamora del príncipe. Sorprendido por este amor, el Príncipe se decide a responder a dicho sentimiento de forma humana y viril. Desearía amarla a su vez.
ACTO III: La presencia de Yvonne en la corte real suscita una serie de extrañas complicaciones. Los esponsales del Príncipe provocan envidias y murmuraciones. El silencio, el primitivismo y la pasividad de Yvonne colocan a la familia real en una situación difícil. La fealdad natural de la muchacha desencadena una serie de peligrosas asociaciones de ideas: encuentran en ella una especie de reflejo de las imperfecciones propias y ajenas.
Una epidemia de risas malsanas azota la corte. El Rey se acuerda de sus antiguos pecados. La Reina, secretamente grafómana, no puede librarse del horror que le inspiran sus propios poemas: descubre que se parecen a Yvonne. Nacen absurdas sospechas. La estupidez y la irracionalidad progresan de día en día. Todos se dan cuenta; también el Príncipe es consciente de esto, pero no sabe cómo remediarlo: se siente a sí mismo absurdo con respecto a Yvonne. Siendo así, ¿cómo defenderse? Cree haber encontrado una fórmula tan espectacular como eficaz: abraza públicamente a una dama de la corte y se promete a ella, tras haber roto con Yvonne. Pero una verdadera ruptura es imposible: el Príncipe sabe que Yvonne pensará siempre en él, que imaginará a su modo la felicidad de la joven pareja; Yvonne le tiene atrapado. Decide matarla.
ACTO IV: El Rey, el Chambelán, la Reina y el Príncipe intentan -cada uno por su lado- matar a Yvonne. Pero matarla directamente es algo superior a sus fuerzas; el acto les parece estúpido y absurdo, ninguna razón formal lo justifica, todas las convenciones se oponen.
Bestialidad, salvajismo, absurdo y estupidez aumentan cada vez más. Siguiendo el consejo del Chambelán deciden organizar un asesinato que salvaguarde todas las apariencias de majestad, elegancia, superioridad...; será un crimen "por lo alto" y no "por lo bajo". El plan tiene éxito. La familia real recupera la paz."
[Yvonne, Princesa de Borgoña de Witold Gombrovicz resumida por el autor]

3.11.10

Bailo

Bailo entre notas de música para banda, música para películas, músicas para la escena musical.
No es nunca (en mi caso) una música trasladada. Yo soy quien se traslada con ellas.
En mi música para escena son los músicos quienes caminan replicando caminatas antiguas. La escena, es en mi música, la escena musical. Instrumentistas que realizan acciones derivadas de la partitura, no necesariamente tocar el instrumento ni necesariamente no hacerlo. Y en algunas de mis músicas el caminar es lo corriente. O construir o deconstruir un instrumento. O mostrar carteles.
Mi música de banda trata de sonar familiar para los integrantes de las bandas y familiares de las bandas y la gente que pasa por la calle como por la vida. Sin embargo, nada es lo que parece.
En mi música para películas perdura la escena y cierta cadencia que se ajusta y desajusta con la imagen.