4.7.19

... nuevos órdenes, inestables y cambiantes

La música se inscribe entre el ruido y el silencio, en el espacio de la codificación social que revela. Cada código musical
hunde sus raíces en las ideologías y las tecnologías de una época, al mismo tiempo que las produce. Si resulta ilusorio pensar
en una sucesión temporal de códigos musicales, correspondiente a una sucesión de relaciones económicas y políticas, es porque el tiempo atraviesa la música y la música da un sentido al tiempo.

Desearía aquí seguir la economía política de la música como una sucesión de órdenes, es decir de diferencias, agredidas por
ruidos, es decir del debate de diferencias, proféticas porque crean así nuevos órdenes, inestables y cambiantes. La simultaneidad
de códigos múltiples, con interpenetración oscilante entre los períodos, los estilos y las formas prohibe toda genealogía
para la música, toda arqueología jerárquica, toda localización ideológica precisa de un músico. Pero sí permite descubrir cuál
entre ellos es innovador y anunciador de mundos por venir. Así Bach, solamente él, exploró casi todo el campo de posibilidades
en el sistema tonal e incluso más allá. Anuncia así dos siglos de aventura industrial. Lo que hay que construir es más bien un
mapa, una estructura de interferencias y de dependencias entre la sociedad y su música.

(Jacques Attali -Ruidos. Ensayo sobre la Economía Política de la Música)

No hay comentarios.: